SU PECULIAR PIEL, UN CAPRICHO DE LA
NATURALEZA
Kiyosu nació en mayo de 1993. Llegó desde
Japón en 1995, procedente de un zoo que, a su vez, lo recibió de un
circo. Es totalmente blanco, casi sin rayas y con ojos azules; un majestuoso
tigre que a veces se comporta como un enorme gato lleno de ternura. Su nombre
corresponde a una ciudad japonesa con la que Jerez está hermanada. El alcalde
de dicha ciudad, visitó hace años el Zoobotánico y, ese mismo día, el tigre fue
rebautizado.
El blanco de su piel no se debe a albinismo;
se trata de una mutación, o lo que es igual, un capricho de la
naturaleza.
Desde su llegada al Zoobotánico gaditano, se convirtió en uno de los animales
más populares adaptándose muy bien a la vida en el Parque; un ejemplo de
ello ha sido la larga descendencia que ha dejado y que hoy día viven en muchos
zoos de España. Su carácter apasionado lo ha hecho reproducirse con cuantas
hembras han compartido la instalación.
A lo largo de estos años Kiyosu ha disfrutado de muy buena salud, padeciendo y
superando pequeñas enfermedades habituales en cualquier ser vivo, perfectamente
controladas por los veterinarios del Zoo. En septiembre el felino tuvo que ser intervenido quirúrgicamente para extirparle un tumor de piel. Su recuperación fue buena, aunque tardó más tiempo en eliminar completamente la anestesia.
Pero según el informe del
equipo veterinario, Kiyosu había empeorado de forma alarmante en los últimos
días, apareciendo nuevas metástasis tumorales que han hecho que la herida no le
haya cerrado. Además ha habido infección concomitante, pérdida de peso y
debilidad en cuartos traseros, así como falta de apetito, por lo que
“consideramos que dada la imposibilidad de recuperarse del proceso tumoral,
comprobando que no goza de las mínimas condiciones de bienestar, y siguiendo
las directrices de nuestro código deontológico, hemos decidido la solución
adecuada al caso, proceder a la eutanasia del espécimen, evitando un mayor
sufrimiento para el animal”Este tigre blanco de origen japonés permanecía desde
hace varias semanas en el interior de sus instalaciones en el zoo, viviendo sus
últimos días “con gran tranquilidad”. Su
avanzada edad, 18 años, unida a las lesiones que padecía, hacía ver cada día
más cerca la posibilidad de fallecimiento, según auguraban sus cuidadores
recientemente.
Esperemos que sus hijos no tenga el mismo problema.......
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